jueves, octubre 04, 2007

La última frontera

Mauricio Purto La expresión más austral de la cordillera de los Andes se expresa esencialmente en el llamado Hielo Patagónico Sur, una destinación de culto para aventureros científicos y místicos, como el Tíbet o las montañas del desierto.En estas cordilleras, las montañas se funden con el mar en un húmedo e intenso beso, velado en una maraña de canales e islas del mar Pacífico.Un casquete de hielo cubre la cordillera desde las vecindades del Istmo de Ofqui hasta el Fiordo de Última Esperanza, y representa un acontecimiento geográfico de gran importancia, llegando a ser la tercera masa de hielo del globo, después de los polos. Una región que permanece virtualmente inexplorada en escasos sitios periféricos.El Hielo Patagónico es asolado por uno de los climas más crudos del planeta, remanente de la última glaciación. Son hielos de gran dinámica, inestables y accidentados, con insalvables barreras de bloques -seracs- en las cabezas de los glaciares.La excesiva acumulación de nieve en la región hace al hielo arrasador, cubriendo en el interior de la cordillera grandes valles y cadenas de montañas, rebasando en ambas vertientes de la cordillera -oriental y occidental-, y produciendo en su recorrido enormes ríos de hielo -glaciares-, que caen espectacularmente hacia los fiordos y lagos.De su espesor poco se conoce, pero se deduce que en algunos sectores la gélida costra puede sobrepasar el kilómetro de profundidad.La cordillera patagónica y sus hielos permanecen velados por nubes, azotada por fuertes vientos, confiriéndole un carácter misterioso, inaccesible.El Hielo Patagónico Sur, la sección cordillerana de Magallanes, encierra una superficie de veinte mil kilómetros cuadrados, extendiéndose en dirección Norte-Sur unos cuatrocientos kilómetros, desde el Fiordo del Río Baker al Fiordo de las Montañas, y cincuenta a noventa kilómetros (Oeste-Este) entre los fiordos del Pacífico y los lagos de la pampa, pasando a través de la gélida meseta cordillerana, al altoandino que alza sus montañas sobre el mar desde unos mil quinientos metros de altitud promedio. Lo coronan cimas como las del Cerro Torre, del Fitz Roy, o las Torres del Paine, candelas de granito inexpugnables que llaman a los montañistas al vacío y al desafío de una escalada extrema, técnica y climáticamente, en el fin del mundo, en el Finis Terrae, la última frontera. Hoy de moda. Es una invitación. Una invitación de Chile...En estas cordilleras, las montañas se funden con el mar en un húmedo e intenso beso, velado en una maraña de canales e islas del mar Pacífico.

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