viernes, enero 11, 2008

Muere Hillary, el primer conquistador del Everest




El neozelandés que coronó el "Techo del Mundo" en 1953 falleció ayer a los 88 años. El isleño dedicó su vida a la exploración y a las causas humanitarias. A Chile vino en 1997.
Sir Edmund Hillary, el apicultor que conquistó el Everest y se convirtió en uno de los mayores aventureros del siglo XX ha fallecido, según informó anoche la primera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark. Tenía 88 años.
El larguirucho y desgarbado neozelandés dedicó la mayor parte de su vida a ayudar a la población de las montañas de Nepal y siempre quiso seguir siendo un humilde apicultor llamado simplemente Ed.


El 29 de mayo de 1953, la historia del montañismo mundial marca su hora cero. La cima del hasta entonces inalcanzable Everest, la más alta del planeta, era coronada.
Hillary estaba orgulloso de sus hazañas. Al volver al campo base tras lograr escalar por primera vez la cumbre más alta del mundo, declaró: «Hemos noqueado a ese bastardo». El logro de Hillary, que formaba parte de una expedición británica se produjo tan sólo cuatro días después de la coronación de la reina Isabel II de Inglaterra, que le nombró Sir en uno de sus primeros actos como monarca.
Pero estaba aún más orgulloso de sus campañas en las que durante décadas se dedicó a la instalación y construcción de colegios y hospitales en Nepal, el país de Norgay, con el que se retrató abrazado en la cima de la Tierra. Sobre sus últimos pasos antes de alcanzar la cumbre Hillary escribió: «Unos pocos agotadores pasos más y no habrá nada por encima de nosotros salvo el cielo. No había falsas cornisas, ni un pináculo. estámabos de pie juntos en la cima. Había sitio suficiente para unas seis personas. Habíamos conquistado el Everest».
«Admiración, miedo, orgullo, exaltación, humildad, esas deberían ser las emociones que se confunden en la mente del hombre que está en la cumbre más alta de la Tierra, donde tantos antes habían fracasado. Pero mis sensaciones dominantes eran el alivio y la sorpresa. Alivio porque el tormento había terminado y lo inalcanzable había sido alcanzado. Y sorpresa porque me estaba ocurriendo a mí, el viejo Ed Hillary, el apicultor».

Aunque la expedición tenía bandera británica, fue un neozelandés, Edmund Percival Hillary, quien logró hacer cumbre antes que nadie. Ayer, a los 88 años, aquel pionero -que sería nombrado "Sir" por la Reina de Inglaterra- falleció en el hospital de Auckland, la misma ciudad en la que había nacido el 20 de julio de 1919.

Hillary logró entrar a la historia con el beneplácito de la fortuna.

Ya en 1951, integró una expedición que tuvo como fin el diseño de la ruta, pero no fue hasta dos años después que intentó el asalto final. En un primer momento, el oceánico había quedado fuera del equipo, pero el líder del grupo, John Hunt, lo convenció para volver. Los nominados para el asalto fueron Tom Bourdillon y Charles Evans, quienes no llegaron a la cima por problemas con el suministro de oxígeno.

Allí llegó la hora del neozelandés, quien subió acompañado del sherpa Tenzing Norgay, con quien afianzaría una profunda amistad más tarde-. Y lo logró.

La pregunta es: ¿fue el primero realmente? Porque en 1924, George Mallory intentó la cumbre y falleció en lo que -se supuso- fue un ascenso fallido. Sin embargo, tras el hallazgo de su cuerpo, en 1999, se especuló con que sí habría trepado a la cima, lo que lo convertiría en el primero en llegar al Everest.
En 1999, en su libro «Vistas desde la cumbre», Hillary rompió por fin su largo silencio sobre quién fue el primero en alcanzar la cumbre, él o Norgay. En el libro explica que Norgay y él iban juntos y mientras Norgay anudaba una cuerda, él continuó avanzando unos pasos hasta que se encontró en un lugar nevado, plano y expuesto al viento, en el que no había más que espacio alrededor. Norgay se reunió rapidamente con él y ambos miraron a su alrededor maravillados.

Al final, Hillary consiguió diez ascenciones en el Himalaya, antes de dirigir su atención a otros puntos del planeta (incluyendo visitas al Polo Sur y a la Isla de Pascua).

Hillary se casó en 1953 con Louise Mary Rose, con quien tuvo tres hijos: Peter -quien escaló dos veces el Everest-, Sarah y Belinda, quienes le dieron seis nietos. En 1975, su esposa y su hija menor fallecieron en un accidente aéreo cerca de Katmandú.

Nuevas aventuras
Pero la vida como aventurero de Edmund Hillary no terminó con la conquista del Everest. En 1958 dirigió una expedición que, casi medio siglo después de la legendaria carrera entre Amundsen y Scott, alcanzó el Polo Sur.
Luego llevó a cabo una expedición en el Himalaya en busca del hombre de las nieves o Yeti. En 1977 exploró el río Ganges en la India desde su origen hasta la desembocadura. En 1985 voló al Polo Norte con el primer hombre en pisar la Luna, Neil Armstrong. Entre 1985 y 1989 fue embajador en la India.
La vida de Hillary también estuvo jalonada de desgracias. El destino le tenía reservados varios golpes: el avión en que viajaban su primera esposa con su única hija se estrelló en Katmandú en 1975. Ambas murieron en el accidente. Su segunda mujer, June Mulgrew, era la viuda de un amigo que en 1979 reemplazó a Hillary como guía en un vuelo turístico sobre la Antártida y cuyo avión también se estrelló.
Con el paso de los años, Hillary observaba con preocupación la creciente comercialización del ascenso del Himalaya. Criticó duramente a un compatriota que en mayo de 2006 no ayudó a un inglés semicongelado poco antes de la cima para alcanzarla primero.
Finalmente, el inglés murió. Hillary lo lamentó e hizo unas manifestaciones en las que explicaba que virtudes como la camaradería no se presentaban en personas egocéntricas llenas de ambición. En 2007, a los 88 años, Hillary regresó una vez más al polo sur. Allí participó en el 50 aniversario de la base Scott.
explìcó perfectamente, en 1998 en una reunión con escolares su filosofía vital y les explicó que uno no tiene que ser un genio para triunfar en la vida: «Todo sucede gracias a la motivación. Si realmente queréis algo tenéis que trabajar duro para conseguirlo».

Los 12 días del "sir" en Chile

Corría el 7 de noviembre de 1997 y, por primera vez, Sir Edmund Hillary pisaba territorio chileno. Invitado por el cineasta Abdullah Ommidvar -por aquel tiempo gerente de Arauco Films- el célebre montañista neozelandés hacía su primera visita a un país latinoamericano.

Fueron 12 días muy intensos los que vivió en territorio criollo. El oceánico, quien por ese entonces tenía 78 años, partió de inmediato a Isla de Pascua, donde dijo estar "muy impresionado y feliz de estar recorriendo el ombligo del mundo". Allí dictó conferencias y disfrutó un picnic en la playa Anakena.

Luego, el martes 11, se trasladó a Santiago. En su segunda actividad oficial, el neozelandés asistió a un almuerzo en "El Mercurio".

Durante su periplo también recordó su gesta de 1953. "Subir montañas y llegar a lugares imposibles constituyen grandes aventuras. En mi llegada al Everest la suerte nunca estuvo de más, pero lo esencial fueron la experiencia, la motivación y la determinación", reconoció entonces.

El andinista chileno Ernesto Olivares compartió con Hillary en la capital. Anoche lo recordó "como un tipo sumamente cálido, sencillo. Uno podría pensar que por ser un Sir iba a tener una personalidad distante. Nada más alejado de la realidad, porque era un tipo que nunca se mareó con la fama y en esa venida demostró toda su humanidad".

El legendario deportista isleño participó también en un seminario en Portillo con 200 montañistas, antes de dejar el país el 19 de noviembre.

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