miércoles, julio 22, 2009

Chacayazo


El sol nos daba el aviso de un día despejado y caluroso, una muy buena jornada. La marcha no fue muy extensa, al lugar de campamento de la semana anterior (Curso de Técnicas Invernales) demoramos 1 hora y media incluyendo unos buenos minutos que me quede parado charlando con amigos de Cuerpo de Socorro Andino que encontré por allá. Con tan poco tiempo caminando evaluamos y nos fuimos al plateau del Chacaya, esto significaba subir una pendiente empinada, cosa que en hora u hora 20 superamos sin dificultad.

Llegamos y manos a la obra: debíamos construir una cueva de nieve para al menos 3 personas. Todos trabajando por turnos, encontrándonos muy luego con dificultades: bajo la nieve la pendiente era fuerte por lo que encontramos rocas y tierra muy luego. A eso sumar la mala planificación del lugar donde emplazamos la cueva, al lado de una roca grande… esto mas tarde nos traería otras complicaciones. Teníamos una cueva como para 2 personas, así que empezamos a cavar otra a unos metros con el objetivo de luego unirlas. Finalmente y después de 6 horas de paleo terminamos nuestra caverna de nieve. Gracias a la recurrente aparición de rocas nuestro refugio debió ser extremadamente grande (sin las rocas podría haber albergado a unas 8 o 9 personas).

Nos acomodamos en nuestra nueva morada. A mí me toco una “pieza”, pero lo que tenia de espacio hacia los lados le faltaba en altura. Cocinar y comer ahí no fue muy grato, aunque la comida fue excelente en todos los “ambientes” de la cueva. Si hay algo en que destaca nuestra cordada es en la buena alimentación y en una alegre hidratación. Por mi parte el menú fue un arroz a las finas hiervas, con curry y champiñones, eso con una salsa de cebolla, chorizos y crema; una bomba calórica muy necesaria para lo que estábamos haciendo. En el otro ambiente toco carbonada, porotos y choritos con picante. Luego de eso y de conversar un rato, o más bien gritarnos (la nieve absorbe mucho el sonido) nos fuimos quedando dormidos.

En medio del necesario descanso estaba cuando escucho que mis compañeros conversan y bla bla bla. ¿Qué había pasado? Ratones nos habían invadido en una clara rebelión animal. Como pusimos el refugio al lado de una gran roca, los ratones tenían sus madrigueras ahí al lado y durante toda la noche fueron molestando. Por suerte mi “pieza” no fue invadida por ningún ser de orejas grandes, así que pude dormir más y mejor que el resto. Por lo mismo nos despertamos y levantamos más temprano de lo presupuestado, lo que nos dio tiempo de empezar el día lentos y relajados. No teníamos apuro, la jornada no iba a ser muy larga, lo que no quitaba que fuese exigente físicamente. A eso de las 9 emprendimos el camino hacia la canaleta. Metro a metro avanzábamos sin mayor dificultad, salvo uno que otro desprendimiento de rocas.

Así llegamos al término de la canaleta, justo cuando el viento comenzaba a sentirse. Ya todos arriba, la primera avanzada (Martin, Mauricio y David) partió hacia la ansiada cumbre, distante a unos 15 minutos. Luego partimos Beny y yo, y así toda la cordada logro hacer cumbre en el cerro Chacaya. Loa abrazos, saludos, celebraciones y fotos. Los minutos volaron y comenzamos el descenso. El trecho de regreso del la cumbre a la canaleta no es recomendable con crampones, hay sectores con piedras y rocas que complican un poco con estos juguetes.

Lo más complejo fueron los primeros 15 metros de la garganta, una verdadera pared de nieve algo dura. Debimos bajar “desescalando” de cara a la montaña, luego poco a poco la pendiente disminuía y la nieve blanda ayudaba bastante a bajar. Ya al final de la garganta nos volvimos a encontrar con la patrulla del Socorro Andino. Desde acá el descenso se realizo con la técnica milenaria del “culo patín”. El trecho que hicimos ascendiendo en más de 1 hora nos demoro 5 a 10 minutos bajar. Fuera de la rapidez, lo pasamos genial.

Desarmamos el campamento, calentamos agua para un mate, unas sopas, comimos unas galletas y finalmente destruimos la cueva (para que nadie cayera y se accidentara). Mochilas al hombro, caminamos 10 metros y nuevamente… “culo patín”, y así llegamos en menos de 1 hora desde el plateau a la caseta de CONAF.







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