Miro el reloj, marca las 13: 30 del Lunes 14 de enero. He llegado a la cumbre del cerro Leonera, de aproximadamente 5000msnm., luego de 8 horas de ascenso, desde los 3500metros, en la Laguna de Piuquenes. La alegría de llegar a este punto es enorme, si bien en algunas oportunidades he sobrepasado la cota de los 5000, esta es mi primera cumbre de esta magnitud, todo un logro, un hito en la vida de un andinista.Por mi rostro corren un par de lagrimas, escondidas bajo mis gafas, que indican en parte lo importante, emocionante y fuerte del momento para mi. El haber llegado a este lugar, prácticamente corriendo, sin complicaciones y en perfecta condición física, es para estar aun mas alegre (dado que en las próximas semanas enfrentare desafíos aun mas fuertes y desgastadores; y también son reflejo del sacrificio en los entrenamientos en los últimos meses, la constancia, etc.).
Esta aventura se comenzó a gestar hace cerca de un mes, luego de un entrenamiento con José Manuel pasamos a comernos unas empanaditas, completos y bebida. La perfecta dieta del deportista. Coordinamos una salida al Pintor que quería hacer con un amigo cercano, el cual quería introducirse en el montañismo, y que mejor que este cerro, un clásico del andinismo de la zona central, por su facilidad se acceso, poca dificultad física y considerable altura (llegar a los 4.200 metros es bastante sencillo, salvo por las condiciones de puna que afectan en el lugar). Así que quedamos en realizar esta salida, aunque faltaba bastante. Sinceramente lo había olvidado y esos días iba a estar realizando una travesía entre las reservas de “7 Tasas” y “Altos de Lircay”, pero un resfrió me obligo a restarme de esto, cuando me llama el JM y me recuerda el “compromiso”. Obvio que me anime, era una salida entretenida, no desafiante, pero a un lugar que siempre es interesante visitar
Día sábado, 0630 nos reunimos y partimos. Luego de las afamadas curvas, llegamos a La Parva, nos costo encontrar el camino correcto. Finalmente, con mucho esfuerzo, algunas panas de la camioneta (que se apuno), llegamos al “estacionamiento” bajo el Portezuelo del Franciscano. Teníamos una ardua jornada por delante: 10 minutos de caminata. A los 30 minutos ya teníamos el campamento armado, Jose Manuel dentro de la carpa dormía una “siesta matutina”, mientras Mario y yo nos tiramos a descansar en el descampado. Todo un espectáculo montañistico. Como diría el gran Profesor Rosa, “hay que darse un lujito” de vez en cuando.
Luego de almorzar una pasta de arroz, nos volvimos a tender. Las moscas y coliguachos molestaban, hicieron de mi siesta algo molesta.
A la hora de preparar la cena tuvimos problemas con el anafre a bencina: murió. Hasta ahí había llegado la cena, solo sobrevivir con las raciones de marcha o alimentos que no necesitaran cocinarse.
Mas tarde divisamos a un sujeto que estaba hacia un buen rato en el portezuelo, así que fui a ver si tenia el mencionado adaptador. Terminamos de muy buenos amigos, nos presto su anafre, cocinamos, tomamos te y nos pegamos una buena conversa. Aquí nos comento la ruta y tiempos para el Leonera, y como Mario estaba entusiasmado con esto, de a poco fuimos prendiendo. El itinerario se adaptaba al tiempo disponible, mas la idea de al fin hacer mi primer 5000, y como me servia para aclimatar para mi próxima Expedición al volcán San José, termine aceptando, aunque me complicaba porque no andaba con mis botas. Pero bueno, hay que atreverse en esto, el que no se atreve no sube el cerro.
Partimos a las 5:30 desde la laguna del Franciscano (o de Piuquenes... nadie nunca tiene un argumento firme para definir el nombre de esta ni el portezuelo). Comenzamos a oscuras. Mario un tanto arisco, se fue por un sendero alterno al mío y de José Manuel, y bueno a esa hora los senderos eran apenas reconocibles. Llegamos a la Falsa parva ya con algo de luz, me detuve a sacarme el abrigo, quede solo en polera y de ahí a apurar el paso hasta el refugio y el Pintor. Entre medio les dije a los chicos ( o mas bien plentie el no pasar al Pintor por motivos de tiempo, para tener mas probabilidades de cumbre en el Leonera). En conjunto decidimos pasar de largo a nuestro 5000.
Ya en el refugio, el amanecer nos encontró. Los primeros rayos de sol comenzaban a despuntar y poco a poco comenzarían a calentar nuestros cuerpos (que si se detenían, el frío atacaba). Seguimos dándole, yo delante imponiendo un ritmo rápido (gracias al entrenamiento, gracias a la buena aclimatación con que ya cuento y al apuro para lograr al cumbre exitosamente), atrás José Manuel o Mario, intermitentemente.
Pasamos raudos por las faldas del Pintor, y aquí ya se notaba la falta de experiencia en altura de Mario (buen deportista, corre medias maratones y sube cerros trotando) y la mala condición física de José Manuel.
Cancha de carreras, ningún esfuerzo físico, solo algo de orientación y lograr encontrar el sendero que continuamente se perdía. Se gana y pierde muy poca altura.
Luego de este eterno sector, que mas que físico exige paciencia, llegamos al mentado filo, que a algunos les da algo de cuco. Lo siento, pero este “filo” o paso de roca, en montaña... no es nada. Hasta el paso de roca del Cruz es mas peludo.
Bueno, aquí, luego de unos 15 minutos, salimos por un sendero que bajaba a unos penitentes,: nos perdimos. Si bien era un sendero bien marcado, no era el indicado para nuestro objetivo. Luego de un rato de explorar y deliberar, la cosa termino en que debíamos subir, mas nunca retroceder! Subimos, paralelos a los penitentes en un comienzo, para luego meternos en un acarreo rocoso, empinado. En un punto la cosa se ponía muy fea, por lo que Mario subió un poco mas, para ve si encontraba algo. El sendero debía pasar por arriba o por el lado contrario a la cadena montañosa por la que íbamos, pero por donde estábamos, por esa cara, definitivamente no. Le teníamos poca confianza al muchacho, es algo impulsivo. Pero... cuando desde arriba nos indico que lo había encontrado, no le creímos, pero no teníamos otra que subir. Ahí estaba nuestro sendero. Contentos, dichosos fueron nuestros rostros, y es que la verdad por donde veníamos, la cosa estaba muy fea.
Acá ya José Manuel no iba muy bien, se le notaba lento, cansado. Pero aun habían ganas y fuerza. Ya nos iba quedando menos, Mario siempre muy positivo, motivado, aseguraba que faltaba muy poco, prometía y apostaba por tiempos muy cortos... pero en montaña, y a casi cinco mil, lo que parece muy cerca no lo es tanto.
Y bueno, estábamos nuevamente en una explanada, pasando una falsa cumbre y aproximándonos a la negrura del morro que es la cumbre del mítico Leonera.
Como mi humanidad lideraba la cordada, intente encontrar el sendero en este morro, pero no encontré el mejor camino. Mario me paso, encontrando algunos lugares y rocas mas fáciles. A la mitad del morro, desde arriba le digo a JM que este no era el derrotero indicado, que buscara otro mas a su derecha. Me dice: -cancha de carreras se tapo-. ¿Qué vamos a hacer, en mitad de un morro que estaba algo feo, a punto de llegar arriba, sin que podamos hacer algo mas que aguantar y sobreponernos a las nubes que ya comenzaban a apoderarse del sector? Nada pues, estábamos muy cerca de la conquista, y yo no estaba en una posición para descender y abortar. Solo quería subir, mas que a la cumbre, para encontrar un sendereo claro y “sencillo”. Solo dije: -sube weon, busca sendero y sube-.
Luego de 20 minutos de espera apareció JM. Entre lo complicado del lugar mas la lentitud con que funcionaba mi amigo, la cosa estaba como tortuga. 10 minutos después coronamos la cumbre... he hicimos historia (para CAUCEN y para nosotros).
Fuertes abrazos, mucha emoción y un evidente cansancio de mis amigos. Personalmente estaba muy feliz, emocionado hasta el tuétano. Si, algo cansado, pero me encontraba muy bien.
Lo hicimos corto, dado que las nubes nos amenazaban, e iniciamos el descenso.
Después de 11 horas de aventura volvimos a nuestro campamento, en la laguna. Costosamente desarmamos el campamento, rehicimos las mochilas y partimos a la ciudad, felices pero contentos.
Unas hamburguesas, papas fritas y cocas colas animaron nuestros cuerpos de guerreros en la YPF.
3 comentarios:
Hi, look here
te felicito men, se lo k significa para ti todo esto, muchas veces lo compartimos, hace años, ojalá alguna vez vuelva a compartir contigo y el resto la alegría de llegar donde se quiere.
Un abrazo.
Elías
Muchas felicidades, yo tuve la hermosa oportunidad de estar por esos lados en diceimbre del 2007. Sin duda un gran cerro.
Saludos desde tierras araucanas.
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