I. INTRODUCCION
Durante la practica del montañismo y otros deportes extremos, es posible con el tiempo el ir descubriendo y/o observando que los practicantes de estas disciplinas van cumpliendo con ciertos parámetros, estilos de vida, formas de afrontar lo cotidiano, así como estructuras de cómo se construyen y entienden el mundo.
La practica de los deportes de montaña exige rasgos distintivos y muy particulares a sus seguidores. Dentro de estos, destaca la capacidad de afrontar retos, situaciones criticas y extremas, climas desfavorables, etc. El deportista, en su vida diaria en la ciudad, debe dejar muchas cosas de lado, mas allá de un deportista “tradicional”. Para el montañista, no existe la fama (mas allá de la que puede existir en su circulo en el mundo ligado al deporte mismo), no hay vítores, no hay dinero (ni pensar en las grandes sumas de otros deportes como nos ha acostumbrado el fútbol, el tenis o el básquetbol), tan solo el desafió personal, la promesa de adrenalina y emociones, junto a la amenaza latente de no regresar a casa.
Como lo menciona Claudio Gálvez en su entrevista póstuma (Oyarzun, 2001), así como la biografía de Claudio Lucero, y otros tantos montañistas chilenos, las relaciones de pareja de estos deportistas son complejas. Marcadas por un ir y venir de matrimonios, una sucesión de parejas. Es aquí donde uno podría preguntarse: ¿inestabilidad emocional de los deportistas? Es una posibilidad.
Son estas y otras tantas características las que me han llamado la atención. Particularidades en las personalidades, formas de pensar, de plantearse la vida de estos deportistas. Personalmente, he tendido a pensar sobre cierta tendencia al masoquismo[1], siendo esta una hipótesis sostenida por mi, y que en algún momento me interesaría explorar.
En el presente trabajo, se intentara esbozar un “Perfil del Montañista”, luego de pasar revisión a algunas investigaciones extranjeras (dado que durante mi investigación, recopilación y experiencia, este tipo de trabajos no se realiza en Chile), experiencias personales, bibliografía y datos recopilados en documentales audiovisuales.
II. DESARROLLO TEMATICO
La presente monografía no persigue buscar un encuadre teórico determinado, sino el hacer revisión a algunas investigaciones, analizarlas y finalmente, proponer un Perfil del Montañista, una serie de características propias de estos deportistas, desprendidas por los datos que entregan los estudios.
¿Qué es el Montañismo?
El montañismo es algo más que escalar, disfrutar de vistas panorámicas o vivir una
experiencia al aire libre; también incluye desafío, riesgo y privaciones. Y no es una
actividad para cualquiera. Quienes se sientan atraídos por las montañas pueden encontrarlas
tan emocionantes e irresistibles como frustrantes. Hay cualidades en el montañismo que
aúnan el entusiasmo, los valores y la alegría en una actividad que es más que un
pasatiempo, más que un deporte: una pasión, sin duda.
El Montañismo es la disciplina que consiste en excursionar por las montañas. Es también el conjunto de técnicas, conocimientos y habilidades que nos permiten realizar este objetivo. El montañismo es un deporte, pero quienes lo realizan están convencidos de que es mucho más que eso.
Es la actividad referida, entre otras cosas, a la ascensión de grandes montañas, escalada (roca, hielo o muros artificiales) y que se desarrolla sobre diferentes terrenos (nieve, hielo y roca) Conlleva un elevado compromiso y precisa de un extenso conocimiento de numerosas técnicas (aseguramiento, auto-rescate, meteorología, orientación, etc.) Incluso en los recorridos más sencillos, los peligros objetivos de la alta montaña suelen estar presentes.
En resumen: Es aquella actividad humana, con elementos deportivos y recreativos, que tiende al conocimiento y dominio de la vida en montaña.
Entrevista a Claudio Galvez[2]
En la entrevista (que se encuentra en extenso en los Anexos), podemos destacar en relación al tema tratado, algunos pasajes que nos brindan valiosa información.
Se mencionan características necesarias de amistad, cohesión, conocimiento del grupo, un objetivo común. También, como características especificas de un montañista, Gálvez enuncia:
“...un tipo un poco callado, un poco introvertido, son pocos los montañistas que son extrovertidos. Son como muy pa' dentro, como buen seriotes. Más tirado a lo asceta, digamos a lo solitario. No sé si la palabra correcta sería un poco 'egoísta', porque es como muy individualista y es como pa' dentro. Le cuesta sacar cosas pa' fuera.”
Sobre las relaciones familiares, resalta que el deportista es “egoísta”. Esto a raíz de que deja “botada” a la familia por largos periodos, así como los fines de semana, que en general son espacios para compartir, el montañista parte a sus actividades. Reconoce que es “casado- separado, casado- separado”.
Sobre los mejores exponentes del deporte, confiesa las razones de esto, según el: “es porque son solteros o porque fracasó su matrimonio. O sea, es súper difícil. Hay casos excepcionales. Tampoco podemos irnos a los extremos de que todos los andinistas son iguales”.
He de destacar el ultimo párrafo de la entrevista, en la cual a mi parecer resume su visión referente a las características personales del montañista:
“Yo creo que si fuéramos maduros no iríamos a la montaña. Estaríamos sentados en la casa. Yo creo que uno va a jugar a la aventura allá arriba; y el que diga que no a lo mejor está mintiendo. En el fondo somos niños aventureros. Si fuéramos maduros, concentrados, conscientes y no egoístas, nos quedaríamos en la casa. Nosotros agarramos la mochila y subimos el cerro”.
3. Estudio en Socorristas de Montaña.
Investigaciones realizadas en la comunidad de socorristas de montaña de Polonia, por M. Grybos, en 1986, en el Instituto de Psicología de la Universidad Jagiellonica de Cracovia.
Grybos examinó a 30 socorristas cuyo rango de edad fue de 25 a 50 años, con un periodo mínimo laboral en montaña de 5 años. Educación elemental, 3 personas; técnica, 4; media, 13; y superior, 11 personas.
Los análisis de las investigaciones psicológicas indican que entre socorristas de montaña predominan las personas de las siguientes características:
Tipo normal de personalidad, el mejor adaptado, extrovertido (según Eysenck).
Tipo sanguíneo[3], temperamento fuerte.
Tipo con un alto umbral de excitabilidad, y por lo tanto de baja reactividad.
Tipo con una movilidad normal de los procesos nerviosos.
Tipo con una ansiedad normal o disminuida.
Sobre esta base se estableció que el mejor adaptado al trabajo en el auxilio de montaña sería una persona con la siguiente configuración de características: sanguínea, con un nivel normal o bajo de ansiedad, extrovertida, bien adaptada, con un alto umbral de excitabilidad y con la normal agilidad psíquica. Aconteció que en el grupo examinado, hasta 15 personas presentaron este propio modelo "ideal" de socorrista de montaña (Ryn, 2000).
Los socorristas fueron también analizados en el uso de la lista de las características de "buen socorrista". Contenía 24 características, en doce pares opuestos. La tarea del socorrista fue valorar en qué grado debería poseer el "buen" socorrista cada una de éstas. La más altamente valorada fue "la razón" y "la camaradería". Esto responde al carácter del trabajo del socorrista en una difícil situación y en la actividad en grupo (Ryn, 2000).
En el siguiente orden, los examinados enumeraron: disciplina, consecuencia, decisión, energía, y después: comprensión, sacrificio, confianza y honradez.. Estas características no se diferencian estadísticamente en ambos grupos. Vale la pena advertir que entre los aspectos positivos del socorrista, el heroísmo fue estimado en grado mínimo y entre las características negativas, "la indisciplina" (Ryn, 2000).
Los socorristas tuvieron la posibilidad de uno o varios entre 13 motivos para la práctica de su profesión. Este elección la realizaron en la frecuencia que muestra la Tabla 1.
De estas respuestas (Tabla 1) resulta que el atractivo de la labor del socorrista se encuentra en sus fines y medios, tales como la curiosidad, variedad, ayuda a otros y compatibilidad con los intereses. Vale la pena subrayar que los examinados omitieron completamente motivos tales como la posibilidad de un buen salario, la necesidad de encontrar empleo y la casualidad. Esto habla de una elección consciente, reflexiva y madura de esta profesión. Por otra parte, la mitad subrayó que la dificultad fundamental de su trabajo es el riesgo consciente, la amenaza constante a la vida y la responsabilidad por otros.
Estudio en Escaladores
El estudio mencionado trata sobre las habilidades psicológicas de los escaladores de roca. Para esto se presentan la construcción y los resultados preliminares del “Cuestionario de habilidades psicológicas en escalada deportiva[4]” (Chamarro, Font y Puertas). Como marco teórico se utilizo la teoría de afrontamiento de Lazaruz y Folkman, la teoría atencional de Nideffer, así como algunas habilidades psicológicas de la conducta competitiva propuesta por Harris y Harris.
Se formularon inicialmente 73 ítems, divididos en 8 subescalas: compromiso, creencias, control atencional, control emocional, control de reestructuración, sintomatología emocional, sintomatología conductual- fisiológica y sintomatología cognitiva. La muestra fue de 77 escaladores y escaladoras con una media de 28 años de edad, y un nivel que abarcaba desde la iniciación hasta la maestría.
Los resultados muestran que los hombres poseen mejores habilidades psicológicas que las mujeres (F=4,76; p=o,032). Que las diversas modalidades de entrenamiento no implican diferencias a nivel psicológico (F=1,30; p=0,27), y que los escaladores con grado superior a 7ª, bien sea ensayando o a la vista, muestran mejores habilidades psicológicas que los escaladores y escaladoras que se inician (F=5,72; p=0,0019 y F=6,50; p=0,013, respectivamente).
Al interpretar los resultados del instrumento, la escalada deportiva presenta una serie de demandas psicológicas, de las que destacan puntuaciones elevadas en la escala de búsqueda de sensaciones, su capacidad para juzgar correctamente los riegos propios de la disciplina, su atracción por la situaciones nuevas y las emocione intensas, pero no especialmente por el peligro, la exposición incesaría al riesgo e impulsividad.
III. CONCLUSIÓNES
Los datos muestran que la practica de deportes de montaña pone en juego habilidades psicológicas que no están totalmente identificadas, pero que van mas allá de las características de la persona. Identificar y valorar estas habilidades es una tarea necesaria para la que se necesitan instrumentos fiables y validos, es decir preciso y apropiados para ser aplicados a deportistas de montaña.
En el caso de los escaladores:
Ø La escalada es una situación en la cual el escalador se presenta a una vía de escalada que es para el un reto,
Ø La posibilidad de cometer errores es elevada y supone la caída o quedarse sin fuerza física para proseguir en la vía,
Ø La sucesión de dificultades requiere del escalador habilidad para decidir como superarlas y avanzar sin cesar hasta el final.
En un “Psicológico y psicopatológico de Montañeros Aragoneses que han realizado expediciones de gran altitud” (Tappe, Josef; 1997), no citado en el presente estudio dado que solo se contó con un resumen de la investigación y no con la misma; las colusiones entregadas muestran una tendencia a la autosuficiencia e introversión, un mayor nivel de suspicacia e inteligencia mas concreta que el grupo control. Así como muestran un mejor nivel de salud mental (que el grupo control en la mencionada investigación), y niveles mas bajos de hipocondriasis y obsesividad y mayor madurez que el grupo control. No presentan una desviación psicopatita en su personalidad.
El deporte en general presenta un alto grado de expectativas sociales (Ryn), así como se les adjudica a los practicantes características de reflejos, decisión, facilidad para tomar dediciones de forma rápida y certera, control, tranquilidad, resistencia a las situaciones difíciles y peligrosas. Por descontado tienen una búsqueda de trabajo o buen salario o ganar dinero con la actividad. Esto nos habla de una elección conciente, reflexiva y madura del deporte- profesión (Ryn). Conocen y consideran que la actividad es fundamentalmente marcada por el riesgo constante, la amenaza continua a la vida y la responsabilidad extrema por otros.
En conocimiento de ellos esta el carácter arriesgado de su labor. Vale aquí recordar que el riesgo puede comprenderse como característica de la estructura de personalidad o también como un atributo de una determinada situación (Ryn). La psicología no provee bastantes argumentos para tratar la inclinación o aversión al riesgo como características de al personalidad.
Emocionalmente, muestran cierta indiferencia, anestesia emocional o cierto cinismo (Ryn). Esto puede deberse a un ocultamiento de las verdaderas emociones que surgen en los momentos críticos (que son muchos) bajo una mascara de indiferencia, un humor macabro (es conocida la manera de bromear con relación a la muerte, accidentes, situaciones “terribles”, etc). Todo esto, pueden deberse a una desviación profesional- deportiva debido a un intenso estrés psicológico, y particularmente, al riesgo.
El montañista, con ciertos años de experiencia y vida en esta actividad, muestra que es una persona solitaria, nómada, que tendencia a la búsqueda de situaciones nuevas mas que peligrosas o arriesgadas (sin dejar estas de lado). Existe un marcado conflicto deporte/familia, que en general detona por el rompimiento del núcleo familiar. En este tipo de deportes existe una oportunidad para experimentar estados positivos y que es necesario para tener en cuenta la relación entre la percepción del entorno y las características personales. (Delle Fave, Bassi y Massinimini, 2003).
Y he de destacar que este tipo de sujetos muestran una rápida adaptación ante situaciones cambiantes.
Creo que al comprensión de cuales son los mecanismos psicológicos que caracterizan la experiencia de los deportes de montaña, y que parece ir mas allá de la búsqueda de sensaciones, es necesaria para poder desarrollar programas de preparación para los deportistas, en momentos que la Federación de Andinismo de Chile (FEACH) planea volver a las “Selecciones nacionales” de la actividad.
La tarea de definir las habilidades psicológicas de los escaladores y otros deportistas de montaña o de riesgo continua siendo una tarea pendiente.
No quería finalizar este articulo sin destacar la necesidad de investigar en los aspectos psicológicos de este deporte. La escasa investigación existente muestra posible alineas a seguir, como podría ser la del procesamiento de información de los deportistas expertos v/s inexpertos. Seria interesante profundizar en los aspectos cognitivos de los deportes de montaña, que teniendo en cuenta su diversidad y complejidad de situaciones a que pueden conducir, seguro que supone una fuente inagotable de conocimiento para la psicología y para los deportistas.
[1] Tendencia por la que una persona disfruta al sentir dolor, o al imaginar que lo siente; acción por la cual obtiene o siente que obtiene algún tipo de retribución al provocarse dolor o al someterse dentro de una situación que le provoque dolor.
[2] Instructor de montaña de la USACH, fallecido en el descenso del monte Broad Peack en Julio del 2001.
[3] Alegre y optimista; una persona agradable con quien estar y cómodo con su trabajo
[4] Anexo 2
1 comentario:
Magnífico artículo. El componente mental y psicológico de la montaña es fuertísimo y define mucho la personalidad (como también al revés, la personalidad, el gusto por la montaña).
Hace mucho me inicié en la montaña y llevo ya años. Bien me decía un amigo experto en alta montaña "Los montañistas siempre terminan solos" y me enumeraba ejemplos de cómo las relaciones de pareja no suelen funcionar.
Leí en otro sitio (en inglés) la contraparte (igual con resultados negativos) y la viví también: si bien puedes encontrar una mujer que vaya con vos a la montaña, ahi se acaba tu "soledad" de la montaña y se vuelve incómodo.
Hay una fuerte tendencia de buscar estar solo, pero sin duda los montañistas tienen (tenemos) un alto nivel de camaradería, fidelidad, sacrificio y honorabilidad.
Menudo artículo, felicitaciones.
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