
No hay duda: soy un bicho raro. No puede ser esto de salir de vacaciones, terminar con una semana estresante y angustiante al extremo y... y... no, nada de ir a carretear, salir, ni al cine. Nada de juntarse a comer o tomar algo. Termine las clases y horas mas tarde me encontraba despertándome a eso de las 5:30 para salir al Cerro La Cruz.
Así es la cosa. Tenia ganas, la necesidad de salir, despejarme, desconectarme un rato. Tenia que salir con quien sea, a donde sea y como sea. Con la semana complicada que tuve no me dio para organizar nada y obvio que ya de viernes en la noche, no me anime a llamar para buscar compañeros, esto sumado a que el jueves al salir a correr me había dado cuenta de las pésimas condiciones físicas en las que me encontraba. Esto gracias a los cerca de 7 mese de deporte casi nulo (1 Pochoco, 20 minutos de trote mas unos 20 de este jueves, unas horas de caminata al Carpa y una visita anterior al Cruz en donde solo llegamos a un mirador). La cosa se fue confabulando, hasta que ya cerca de las 23:00 tome la decisión: salir solo. Esto al no tener compañía, también se le sumaba las ganas de hace unas 2 semanas para salir y probar mi cámara nueva, mi nueva inversión, mi nuevo juguete. Dicho y echo, no lo medite 2 minutos, y comencé a ir de aquí para allá ordenando, buscando y recolectando mi equipo. Después de un rato ya estaba todo listo: 1° capa, pantalones (adquisición reciente, de menos de una semana), chaleco, gorro, cuello/orejera, bastones, piolet, botella de agua, cuerda, botiquín, zapatos, libreta, lápiz. Queda ver la comida, así que me hice unos sangushitos de hamburguesa, tomate, oregano y queso, eso con un par de manzanas, otro par de naranjas y un plátano. Y ahí estaríamos. A relajarse un rato y adormir.
Deje el celular para que sonara a las 6:30. Sonó. El sueño estaba pegote, las sabanas pesaban, obvio, me había acostado tarde (para variar) y estaba saliendo de una semana estresante, lo lógico era que durmiera hasta las 12, a pata suelta. Así que me demore en levantarme, total iba solo, no tenia gran apuro y que tanto, si mi principal objetivo era probar mi cámara y salir un rato. Me levante calculado que eran las 7:15... sorpresa! Eran recién las 6:15 de la mañana. Por alguna razón el celular había sonado una hora antes (igual sonó después a las 6:30), así que estaba bien en el tiempo. Me bañe me di las vueltas correspondiente y para variar, salí atrasado (7:30 en vez de las 7:00). Tome la micro hasta plaza Italia y de ahí la 418, que deja a 100 metros del Parque Mahuida. A las 8:30 estaba en la entrada. Al pagar y registrarme me dicen que un “Rodrigo Moya” va adelante mío, a 9 minutos. Rodrigo es un compañero de la universidad, antiguo miembro del Club Andino y nuestro gran Webmaster. Me extraño que fuera solo y que no me hubiese dicho algo, así que trate de apurarme, pero las 1° personas que viera fue cerca de las primeras antenas. La cosa es que nuca apareció Rodrigo, y horas mas tarde chateando con el, nunca estuvo por allá, sino que tal como YO debiese haber estado: durmiendo.






Caminando hacia la cumbre, o mas bien a las antenas, pude observar que hasta en esta cosa, en la cumbre de este “cerro”... la propiedad privada, la gente o empresas de plata, se apropian de la tierra, de los lugares mas hermosos y que son de TODOS. Existen los vestigios de una cerca, que asumo debe ser de Aguas Andinas, oxidada y corrompida, pero ahí esta. En esta cumbre nos recuerda que nuestro país, nuestra tierra, no es nuestra.


Todo esto ya era nuevo para mi, nunca había llegado tan lejos en este cerro, era descubrir y maravillarme por primera vez.






Ya en el descenso, encontré una bolsa de basura, que puedo supones que a alguien se le cayo (y no que la dejo). La tome y baje con ella. No cuesta nada limpiar un poco. Llege a mi mochila, se guarda todo y a continuar el descenso.

Llegue a la caseta de administración a eso de las 18:00 en punto. Lata, que no alcanzaría a pagar escolar en la micro. En esta caseta pedí agua, me senté, bebí y luego de unos 10 minutos emprendí viaje a la casa. Caminar unas cuadras para tomar el bus que me llevaría al otro lado de la ciudad: MI CASA!
He de destacar, que verdaderamente encontre la gracia de hacerla en solitraio. Es una libertad, instancia para pensar, hablar con nuestras ideas. Si, es riesgoso, pero provechoso para el alma y el corazón.




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